Empecé a coger el Vespino de mis hermanos antes de los catorce años. Le truqué todo lo que se podía trucar y andaba mucho, o al menos eso me parecía a mí. Recuerdo que desarrollé grandes habilidades con ese ciclomotor y llegué a tenerle un gran dominio. No es de extrañar, pues cuanto más jóvenes somos, mejores son nuestros reflejos y aprendemos rápido aquello que nos gusta.
Tuve varios scooter y después de un tiempo pude comprarme una BMW F650 de segunda mano. Era preciosa. Una moto de verdad. La tuve muchos años pero en algún momento dejé de progresar y mejorar mi conducción. Usaba la moto para todo y realicé algunos viajes con ella, pero nunca salía en grupo.